Gran Berta

El 12 de marzo de 2010 moría Miguel Delibes y ese año hubo la mayor floración de los almendros que recuerdo, lo conté aquí. Ahora me veo recordando a Félix Rodríguez de la Fuente que también murió en marzo, un día 16 de hace 35 años. Recuerdo llorar tumbada en la litera de arriba, yo tenía 10 años y algo dentro de mi quedó huérfano.

Este año los almendros han hecho poca flor y pocas abejas han venido. Dicen que las abejas son un gran bioindicador de la salud del medio ambiente.

En el Discurso de entrada de Miguel Delibes en la Real Academia de la Lengua (1975) dice cosas como esta:
 "No obstante, todo progreso, todo impulso hacia delante comporta un retroceso, un paso atrás, lo que en términos cinegéticos, jerga que a mí me es muy cara, llamaríamos el culatazo. Y la Física nos dice que este culatazo es tanto mayor cuanto más ambicioso sea el lanzamiento. Esto presupone que tanto la técnica como la Química, como muchos remedios de botica, sabemos lo que quitan pero ignoramos lo que ponen, siquiera no se nos oculta que, en muchas ocasiones, el envés de aquéllas, sus aspectos negativos, se emparejan, cuando no superan, a los aspectos positivos.
Pongamos por caso el DDT. Este descubrimiento alivió, como es sabido, a los soldados de la Segunda Guerra Mundial de la plaga de los parásitos y, una vez firmada la paz, su aplicación en la lucha contra la malaria y otras enfermedades tropicales confirmó su eficacia. La Humanidad no ocultó su entusiasmo; al fin estaba en camino de encontrar la panacea, el remedio para sus males. Bastaron, sin embargo, unos pocos años para descubrir la contrapartida, esto es, los efectos del culatazo.
                Hoy, incluso los escolares de buena parte del mundo saben que este insecticida, en virtud de un proceso que ya nos resulta familiar se ha incorporado a los organismos animales sin excluir al hombre hasta el punto de que análisis de la leche de jóvenes madres efectuados por biólogos compañeros de mis propios hijos han demostrado que nuestros lactantes son amamantados, en proporción no desdeñable, con DDT. Los suecos, gente amante de las estadísticas, nos dicen que la leche de algunas madres de aquel país contiene un 70 % más de insecticida que el nivel tolerado por la Salubridad Pública para la leche de vaca."



40 años después sigue habiendo DDT en el 96% de las placentas españolas, según dice el doctor Nicolás Olea en sus investigaciones.

Tengo la impresión de que hemos llegado al punto en el que el progreso ya no da los "culatazos" que cuenta Delibes, ahora es el tiempo del  retroceso del Gran Berta.

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