Con el viento

Olea siempre ha tenido una relación especial con Eolo, este año no iba a ser menos
De momento, la estación meteorológica ha marcado su máximo, 122 km/h, que no está nada mal para dejar la ropa bien seca.
Cada año que pasa es menos complicada la convivencia con Eolo, es más fácil dejarle pasar, però, a veces, me dan ganas de cerrarle la puerta en las narices.



CON LAS PIEDRAS, CON EL VIENTO
hablo de mi reino.
Mi reino vivirá mientras
estén verdes mis recuerdos.
Cómo se pueden venir
nuestras murallas al suelo.
Cómo se puede no hablar
de todo aquello.
El viento no escucha. No
escuchan las piedras, pero
hay que hablar, comunicar,
con las piedras, con el viento. Hay que no sentirse solo.
Compañía presta el eco.
El atormentado grita
su amargura en el desierto.
Hay que desendemoniarse,
liberarse de su peso.
Quien no responde, parece
que nos entiende,
como las piedras o el viento. Se exprime así el alma. Así
se libra de su veneno.
Descansa, comunicando
con las piedras, con el viento

José Hierro














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