DOCILIDAD PERRUNA

Ningún colectivo como el de los funcionarios para ejemplificar esta suerte de docilidad sin convencimiento, docilidad exánime, animal, diría que meramente “alimenticia”: escudándose en su sentido del deber, en la obediencia debida o en la ética profesional, estos hombres, a lo largo de la historia reciente, han mentido, secuestrado, torturado, asesinado… Se ha hablado, a este respecto, de una “funcionarización de la violencia”, de una “funcionarización de la ignominia”… Significativamente, estos “profesionales” que no retroceden ante la abyección, capaces de todo crimen, rara vez aparecen como fanáticos de una determinada ideología oficial, creyentes y retractables en la filantropía de su oficio o adoradores encendidos del Estado… son, sólo, hombres que obedecen… Yo he podido comprobarlo en el dominio de la educación: se siguen las normas porque sí; se acepta la Institución sin pensarla (sin leer, valga el ejemplo, las críticas que ha merecido casi desde su nacimiento); se abraza el profesor al “sentido común docente” sin desconfiar de sus apriorismos, de sus callados presupuestos ideológicos; y, en general, se actúa del mismo modo que el resto de los “compañeros”, evitando desmarques y desencuentros. Esta docilidad de los funcionarios se asemeja llamativamente a la de nuestros perros: el Estado los mantiene “bien” (comida, bebida, tiempo de suelta…) y ellos, en pago, obedecen. Igual que nuestro perro, condiciona su fidelidad al trato que recibe y probablemente no nos considera el mejor amo del mundo, el funcionario no necesita creer que su Institución, el Estado y el Sistema participan de una incolumidad destellante: mientras se le de buena vida, obedecerá ladino… y encontramos, por doquier, funcionarios escépticos, antiautoritarios, críticos del Estado, anticapitalistas, anarquistas… obedeciendo todos los días a su Enemigo sólo porque éste les proporciona rancho y techo, limpia su rincón, lo saca a pasear… Me parece que la docilidad de nuestros días, en general, y ya no sólo la “docilidad funcionaria”, acusa esta índole perruna…

Pedro García Olivo

Entradas populares de este blog

No hi ha color

Quasi a punt...