Nuestros titiriteros favoritos


VISITA A LOS TITIRITEROS DE BINÉFAR
De camino a Barbastro, escala en nuestro viaje a Bilbao, dos familias de Olea pasamos por Binéfar, la tierra de nuestros titiriteros favoritos. Preguntando aquí y allá dimos con su local. El portón estaba abierto y era tan irresistible el espectáculo que se abría a nuestros ojos que metimos las narices (y detrás el resto del cuerpo) allí donde nadie nos había llamado. Una gran nave con estanterías cubriendo las paredes estaba repleta, abarrotada, de los más fantásticos elementos del teatro de marionetas: máscaras, teatrillos, muñecos de hilo y de varillas, carteles, decorados, bahúles con letreros... Todo colocado y expuesto con el orden y el cariño del que adora su trabajo y disfruta compartiéndolo. Por la escalera del fondo bajó Paco, quien, derrochando la misma amabilidad y simpatía que en el escenario, nos mostró las estancias del local: el taller de costura, donde un mono con platillos espereba los últimos pespuntes; la carpintería, con un escalador a medio hacer; la oficina, llena de archivos repletos de historias maravillosas; y la sala de reuniones, el corazón del que emanan los sueños. El próximo que van a hacer realidad, "Babio", evoca ese modo de estar (en Babia) que nos sucede cuando algo nos fascina, nos asombra, nos absorbe tanto que la relidad desaparece y el tiempo se detiene. A Babia (o a Babio) entramos en nuestra visita al local de los titiriteros, pues fue como entrar en el tiempo de los desvanes de abuela, llenos de misterios y tesoros; y uno de esos tesoros, el que nos regaló Paco junto a su dedicatoria, os lo mostramos aquí:






"Para la asociación Olea que son amigos y andan construyendo otras maneras de vivir"

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